En el centro de Florencia, entre las opulentas tiendas de las grandes firmas internacionales, aparece otra tienda, pero humilde, en la que escaparate, expositores, bancos y el propio rótulo se funden en un único elemento que ocupa el espacio: una pasarela revestida de goma que, al pisarla, da una inesperada y agradable sensación.