La armonía, la funcionalidad, el respeto por la antigüedad de la arquitectura y un elemento sorpresa guiaron la definición proyecto.
Los clientes entran a XAPO desde la plaza principal donde se encuentran con la primera galería, ahora convertida en zona de recepción y de paso. Un plano de agua flanquea ambos lados de una pasarela, contraresta así la falta de altura del techo y aporta una mayor amplitud al espacio. Por la noche, se simula su protección mediante rayos láser que se ven desde la plaza.
A la derecha, y entrando a través de los arcos de piedra originales, se encuentra el “banco” de XAPO; una serie de cajeros automáticos donde los clientes pueden gestionar sus transacciones de ciberdivisas. Detrás se encuentra la sala de juntas, con una pequeña cocina y un salón. Al otro extremo de la nave se abre a un patio amurallado, que originalmente había sido un almacén de pólvora en la base de una torre de defensa. Con un muro ajardinado y una zona de barbacoa, el patio está concebido tanto para el ocio como para el trabajo, o para las ocasiones en que se combinan ambas actividades. Las oficinas de la sede de XAPO se agrupan en torno al patio, separadas por cristaleras que aportan transparencia y fluidez.